Hay historias que no se escriben con tinta eterna, sino con capítulos que empiezan y terminan. La vida de Dulce Xérach Pérez es un claro ejemplo de ello. Nacida en Tenerife, abogada, doctora en Arquitectura y apasionada defensora de la cultura, su nombre se vinculó durante más de una década a la política cultural en Canarias. Sin embargo, decidió que la política debía ser solo una parte de su vida, no su destino completo.
En una entrevista en 2024, dejó una frase que hoy resuena con fuerza: «La política es para una época, no para toda la vida». Y cuánta verdad encierra esa sentencia. En un mundo donde muchos políticos se aferran al poder hasta el último aliento, Dulce nos recordó que la vida está llena de oportunidades más allá de un cargo público.
Cuando apenas tenía 25 años, se convirtió en la más joven en llegar al Cabildo insular. Impulsó proyectos culturales que hoy son símbolos en Tenerife: el Auditorio, el Tenerife Espacio de las Artes, El Tanque. Con visión y determinación, sembró cultura para generaciones futuras.
Sin embargo, su lección más grande no está solo en lo que construyó, sino en lo que supo dejar. Y ahí hay algo que nos toca a todos: aprender a cerrar etapas sin miedo.
👉 Si alguna vez te has sentido atrapado en un trabajo, un proyecto o una rutina, piensa en el ejemplo de Dulce. Decidir avanzar hacia otro capítulo no es fracaso, es evolución. Y justo ahí está la invitación: atreverte a cambiar, buscar nuevas experiencias, incluso invertir en formación o en servicios que te preparen para tu siguiente etapa.
El precio de ser mujer en política
Dulce no solo fue pionera por su juventud y logros culturales, también lo fue al hablar de lo que muchos callaban. El movimiento Me Too la animó a revelar un secreto que cargaba desde 1991: había sido víctima de acoso y abuso de poder por parte de un superior. Esa confesión no solo marcó su vida profesional, también mostró las heridas invisibles que muchas mujeres en política aún enfrentan.
Ella misma reconocía que ese episodio le cerró puertas y le puso techos de cristal. “No se hará justicia. Lo que ocurrió hace veinte años no se va a solucionar ahora”, admitía con una serenidad que parecía mezcla de resignación y valentía.
Y aquí aparece otra gran lección: la fortaleza de reconocer que hay batallas que no siempre se ganan en los tribunales, pero que sí se pueden transformar en historias que inspiran a otros.
¿Te das cuenta de lo profundo que es esto? Dulce nos enseña que incluso del dolor se puede construir algo útil. Así como ella eligió compartir su experiencia, tú también puedes transformar las dificultades en aprendizajes que guíen tu camino.
👉 Es aquí donde cobra sentido invertir en tu bienestar personal, en asesoría profesional, en servicios que te ayuden a crecer sin importar los obstáculos. La vida no espera, y la mejor manera de honrarla es no detenerte.
Dejar la política para vivir de verdad
Tras catorce años en primera línea, Dulce decidió retirarse. No por derrota, sino por una decisión consciente: la política ya le resultaba aburrida, incluso dañina para su salud mental. Contaba que había dejado de leer noticias y que no sintió miedo en ese cambio.
La valentía no está solo en enfrentarse a un parlamento lleno de adversarios, también está en reconocer cuándo algo ya no suma. Y eso hizo ella. Se reinventó: montó su propia empresa, se doctoró, se dedicó a la docencia y, sobre todo, a la literatura. Creó a la inspectora María Anchieta, protagonista de varias novelas negras que conquistaron lectores dentro y fuera de Canarias.
Este giro nos recuerda algo esencial: todos tenemos derecho a escribir nuevos capítulos. Muchas veces creemos que lo que hacemos ahora es lo único posible, pero no es cierto. Existen caminos alternativos, oportunidades distintas, servicios y formaciones que pueden abrir puertas que jamás imaginamos.
👉 Aquí está el mensaje de conversión: si estás buscando un cambio, empieza hoy. Ya sea a través de un curso, una consultoría, un mentor o una nueva actividad, cada inversión en ti mismo es una declaración de que tu vida no está limitada a una sola historia.
Una vida más allá de la etiqueta de política
En sus últimos años, Dulce reconocía que al principio le costó desprenderse de la etiqueta de “política”. Pero con el tiempo, descubrió que la vida fuera de ella era “maravillosa”. Volvió a las pequeñas cosas: las meriendas de infancia con galletas María y rosquetes, los recuerdos con sus primas, la escritura que le daba libertad.
Esa dulzura final es quizá su mayor legado: recordarnos que somos mucho más que un título profesional, un cargo o una etiqueta social.
Y aquí está el cierre que convierte: ¿qué harás tú para asegurarte de que tu vida también sea maravillosa? La historia de Dulce Xérach Pérez no es solo para admirar, es para imitar. Dejar atrás lo que ya cumplió su propósito, abrazar lo que viene, y no tener miedo de invertir en servicios, experiencias y oportunidades que te ayuden a crecer.
Porque al final, como ella misma decía, la política —y cualquier etapa de la vida— es solo un capítulo. La novela completa la escribes tú.